martes, 1 de octubre de 2013

Segundo sueño.

Eché a correr entre risas como últimamente hacía mucho.
Siley corría a mi lado, riendo también.
El sonido más bello era para mí aquella natural felicidad transformada en una hermosa melodía.
La melodía más hermosa de todas, me guiaba en mi eterna oscuridad.
No tardó en imponerse Calcetín en frente a mí y tropecé sin remedio.
Poco importaba.
La vida era hermosa y mi risa jamás volvería a apagarse.
Escuché con precisión los pasos de Siley, quien corría hacia mí.
Lo escuché todo: su suspiro al tranquilizarse, de nuevo su risa, y el golpe que su cuerpo hizo al caer en la arena, a mi lado.
Calcetín ya me había repasado toda la cara, y ahora perseguía gaviotas entre ladridos.
Siley me había cogido la mano, sabiendo que me estaba mirando.
Noté el tacto de la mano de mi compañera en mi mejilla y murmuré un débil "bésame".